1984, un año antes de los grandes cambios en mi vida. Era de noche de un dia de octubre. Muy tarde, mas de la medianoche y mi padre me despierta para pedirme un favor. Queria que grabara con mi voz de niño un poema que él le había escrito a mi primo Luis. Por esa entonces yo tenía nueve años y aun no sabia que era un poema. Sabia que eran los cuentos, las fabulas y las novelas cortas, pero nunca había leido un poema.
El asunto es que mi primo estaba en el hospital, recuperandose de una operación al apendice, algo sencillo de tratar, segun me dijeron. El tenía un año mas que yo. No podía ir a visitarlo porque no dejaban entrar a los menores de edad. Mis padres si lo vieron, y por lo que me contaron todo estaba bien, solo esperaban que le dieran de alta.
Esa noche, mi padre me pidio que grabara en una grabadora antigua y que él se había prestado, un poema que escribió en honor a mi primo. Yo le dije que tenia sueño y que mejor lo hacía mañana, él me insistió y añadió que no tenía mucho tiempo porque debía salir de la casa. Bueno, ante la insistencia tome la hoja escrita con lapicero y repase cada uno de los versos que mi padre había escrito para Luchito. Todos los versos tenía una rima alternada, no coincidian de manera perfecta pero el mensaje era verídico y esperanzador. Recuerdo algunas palabras como: angel, Dios, luz, niño, cielo, jugar, y otras más. Al inicio repase el poema y grabamos una prueba, que luego escuchamos juntos. Mi padre me sugirió que pusiera enfasis en algunas frases, que él creia eran las más significativas. Volvimos a grabar y al final de mi voz, él grabó la fecha, nuestros nombres, y la hora. Ademas de un mensaje para mis tíos. Cuando terminó todo, yo le pedí que me explicara porque salia a esa hora (tan tarde) y a donde iba. Me dijo, sin darme muchos detalles, que salía a Comas, a la casa de Luchito para ayudar a mis tíos. Le dije que no entendía nada. Entonces con la voz algo quebrada y a punto de llorar me dijo que mi primo Luis había tenido una recaida en el Hospital y que los médicos lo habían operado nuevamente para salvarle la vida, pero que resultó imposible debido a la infección que tenía...ahí fue que escuche por primera vez la palabra muerte junto al nombre de un ser querido.
Un frio recorrió mi cuerpo y fue en ese momento que entendí que ese poema era un homenaje para un angel que Dios había querido recoger muy temprano. Esa noche no pude dormir. Necesitaba hablar con alguien, pero mis hermanas eran muy pequeñas aun y mi madre estaba descansando tras una larga jornada en el hospital.
Ahora que evoco estas escenas del pasado me pregunto ¿como una negligencia médica le robó la vida a un ser tan especial? ¿es justo que los padres entierren a sus hijos, cuando debería ser al revés? ¿cuan injusta puede ser la vida para los seres mas indefensos? (los niños)
Y lo digo porque mi primo Luis, con tan solo 9 años ya era campeón de matemáticas en el Colegio Ricardo Bentín del Rímac. Jugaba al futbol siempre, a pesar de que sufría de los bronquios y tenía algo de sobrepeso. Era un niño ultra-colaborador con sus padres e incluso los ayudaba con los quehaceres del hogar. Era un primo que no envidiaba al resto por tener mas o menos juguetes. Lo recuerdo como un niño que tenía ganas de vivir a mil por hora. Era un chico travieso y pícaro pero generoso con los desvalidos. Nunca abusó con su contextura física. Luis sería ahora el mayor de todos mis primos y tal vez sus hijos o hijas jugarían al lado de las mías.
No olvidaré el día que Luis me enseñaba las matemáticas como si todo fuera pan con mantequilla. En tu memoria Luis, podria decir mil cosas mas, pero tal vez la mas trascendental fue que la noche de tu partida decidí ser un poeta sin tiempo, sin edad. Un narrador del pasado, el presente y el futuro. No puedo dejar de mencionar a mi Padre, quien, involuntariamente, me ayudó a descubrir (esa noche) algunos talentos para expresar en líneas, versos, o la propia voz, lo que muchos sienten y piensan pero no pueden expresar.
Y lo digo porque mi primo Luis, con tan solo 9 años ya era campeón de matemáticas en el Colegio Ricardo Bentín del Rímac. Jugaba al futbol siempre, a pesar de que sufría de los bronquios y tenía algo de sobrepeso. Era un niño ultra-colaborador con sus padres e incluso los ayudaba con los quehaceres del hogar. Era un primo que no envidiaba al resto por tener mas o menos juguetes. Lo recuerdo como un niño que tenía ganas de vivir a mil por hora. Era un chico travieso y pícaro pero generoso con los desvalidos. Nunca abusó con su contextura física. Luis sería ahora el mayor de todos mis primos y tal vez sus hijos o hijas jugarían al lado de las mías.
No olvidaré el día que Luis me enseñaba las matemáticas como si todo fuera pan con mantequilla. En tu memoria Luis, podria decir mil cosas mas, pero tal vez la mas trascendental fue que la noche de tu partida decidí ser un poeta sin tiempo, sin edad. Un narrador del pasado, el presente y el futuro. No puedo dejar de mencionar a mi Padre, quien, involuntariamente, me ayudó a descubrir (esa noche) algunos talentos para expresar en líneas, versos, o la propia voz, lo que muchos sienten y piensan pero no pueden expresar.
Hasta pronto querido primo, amigo y socio de juegos y travesuras. El día que Dios lo disponga nos encontraremos para reir y volver a jugar juntos en el tiempo infinito.
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