Camino de la mano contigo y me pregunto porque tiene que
pasarte esto a ti, seguimos avanzando por ese largo camino soleado y reniego de
las piedras que te pone el destino para crecer y avanzar, sin embargo tu no me
sueltas la mano y seguimos avanzando.
Tu tranquilidad ante la adversidad hace que te vea como
una gigante, enorme, como mi heroína que con una sola sonrisa elimina cualquier
tristeza del alma. Ahora se que para ti no hay barreras ni enfermedades que te
detengan, eres invencible, seguramente yo en tu lugar ya estaría tirado en la
cama y quejándome de todo, sin ganas de vivir, sin ganas de respirar.
Regresamos a casa y he aprendido a tu lado a ser un poco
mas humano. Tus lecciones de vida en el retorno son inmensas y estoy seguro que
nada te detendrá, ni siquiera una enfermedad.
Eres valiente Ana Letizia, y me lo demuestras en cada
dificultad que te ha tocado vivir junto a nosotros. Sin duda alguna has sacado
el temple de las entrañas.
Te tomo la mano y tu paz interior me reconforta y quita
todo lo negativo que tengo sobre los hombros. Te veo sonreír en medio de la
adversidad o hacerme una broma rumbo al hospital y no encuentro razón para
estar disgustado con el destino, ni con Dios, ni conmigo mismo.
Te amo hija mía, como el infinito, te amo hija mía más
que a mi mismo. Te amo porque a tus cortos años eres la persona que me enseña a
ser tolerante, menos acartonado y mas receptivo con la vida y sus avatares.
Discúlpame si a veces mis tiempos no cubren tus demandas,
sin embargo te prometo que trataré de buscar más espacio para la princesa que
me robó el corazón con su arribo a este mundo.
Ana Letizia, eres mi heroína, te quiero hija mía.
Tu papá
No hay comentarios:
Publicar un comentario