Siempre busque recuperarte, siempre busque una nueva oportunidad para visitarte y hablar contigo a solas. Era un niño de nueve años que buscaba recuperar a su padre, quien un día partió sin avisar. Tenía la esperanza que con mis esfuerzos lograría que volvieras pronto. Lo siento no lo logré.
Ese tiempo se prolongó demasiado y las oportunidades de tu retorno eran pocas, casi nulas. Mis sentimientos estaban confundidos, por un lado debía exigirte dinero para la casa, y por otro lado, solo quería que jugarás futbol conmigo o que simplemente camináramos por Lima conversando como padre e hijo y no como dos rivales enfrentados por la vida.
No puedo negar lo evidente, todos esos años busqué hasta el final, recuperarte, pero fracasé en mi tarea solitaria.
Ahora que yo soy padre, abrazo a mi familia, a mi esposa y mis hijas, sabiendo que por fin en algo somos iguales. Y es que ambos somos padres.
Donde estés y donde vayas, yo siempre rezaré por ti para que nada malo te pase. Para que todo te vaya bien.
No sé aún si el tiempo permitirá que nos encontremos alguna vez. No lo sé.
Tal vez yo no esté listo para seguir buscándote, pero si tengo claro que no te guardo rencor alguno. Yo no soy nadie para juzgarte, solo sé que siempre seré tu hijo y que estaré el día que tú me llames para abrazarte. Que Dios ilumine tus días de vida Papá.
Que la sonrisa no se borre de tus labios y que tus canciones sigan sonando hasta el final. Gracias por ser mi Padre y gracias por tenerme en tu corazón, así como yo te conservo en el mío.
12/09/11
J.A.R.C.
